Al
apagar la luz, con la debida atención,
los
ojos abiertos y las ideas dormidas,
cuando
los muebles comienzan a aparecer en la oscuridad,
mezcladas
con esas fluorescencias que se ven de noche
(en
esas manchas verdes que se ven de noche),
las
columnas, las demarcaciones como cuchillos,
los
postes, los camiones y el agua reaparecen.
La
autopista entera se impone,
como
si nunca se hubiese ido
y
casi tácito e indescifrable
nuestros
huesos conservaran el secreto de sus cimientos.
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