lunes, 28 de octubre de 2013



Ese árbol daba frutos eléctricos,
niños rubios con peinados de margarina
mordían felices sus manzanas de Volta,
un ácido como el de la lengua sobre una batería de nueve.

¡Viva el sol!
Juntaban las manzanas rojo laca
y amontonaban electrodomésticos rotos
como ofrendas a lo largo del campo.
Un verano resucitaron treinta y dos televisores,
uno a uno encendían  en un canal muerto
o captando viejas repeticiones
¡Viva el sol, viva la vida!

De noche la gramilla despedía una luz gris y azulada,
manchas de tréboles fluorescían entre el pasto,
y los grillos cantaban un coro de ruido blanco.
Cortando la oscuridad las luciérnagas serpenteaban
contentas porque ya nunca estarían solas.
  
Con el polvo que sale de los tubos de luz rotos como rocío,
las flores más extrañas aparecían en la mañana
y cuando el cielo se ponía rojizo,
las jóvenes armaban ramilletes enormes
para decorar su pelo y sus vestidos.

Un niño hoy viejo,
que antes tenía una sonrisa blanca de masticar alquitrán,
entierra baterías donde estaba el árbol,
las saca de los autos abandonados al costado de la ruta,
dicen que el probó las manzanas de Volta.

martes, 27 de agosto de 2013

Ruego a Nzamé (Jaime Jaramillo Escobar)



Dame una palabra antigua para ir a Angbala,
con mi atado de ideas sobre la cabeza.
Quiero echarlas a ahogar al agua.

Una palabra que me sirva para volverme negro, 
quedarme el día entero debajo de una palma, 
y olvidarme de todo a la orilla del agua.

Dame una palabra antigua para volver a Angbala,
la más vieja de todas, la palabra más sabia.
Una que sea tan onda como el pez en el agua.

¡Quiero volver a Angbala!


*Fotografía Dietmar Eckell




domingo, 9 de junio de 2013

Muere dignamente en tu soledad (Allen Ginsberg)



 
 
Viejo hombre,
Yo profetizo recompensas
Más vastas que las arenas de Pachacamac
Más brillantes que una máscara de oro martillado
Más dulces que la alegría de ejércitos desnudos
fornicando en el campo de batalla
Más rápidas que un tiempo pasado entre la noche
de vieja Nazca y la de Lima nueva
en el crepúsculo
Más extrañas que nuestro encuentro cerca del palacio
Presidencial en un viejo café
fantasmas de una vieja ilusión, fantasmas
del amor indiferente.

 

 

Poema (René Philoctète)


Yo
no he amado jamás los versos tristes
los versos descompuestos en pestilencia
de pálida resignación
Mis versos saludan al despertar
a los camaradas acampados en el ángelus matinal
a los camaradas arruinados en el juego sutil
de la vida
mis versos te saludan amigo mío
erguido aún
después de la embestida de las cirscunstancias
amargas
saludan camarada erguido entre las llamas de tu horizonte
para envidida
de los que viven de azul.