La
corriente atrajo a la costa los objetos
contrabandeados
en las alforjas de nuestra imaginación.
Ya no reconozco las fotos decoloradas por la sal.
Un
pesquero desorientado ingresó a la bahía escoltado de penumbra.
Su
tripulación diagnosticada con stress postraumático
habría
desarrollado un enlace psíquico
con
algunas especies de caracidos domésticos.
Aún en la piedra raída de mi memoria
se distingue la sirena de barco que nos desvelaba de
madrugada.
Estoy sentado al borde de la costa que muta de colores y
formas,
entre las olas otras sombras se ondulan adobadas de algas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario